sábado, 3 de abril de 2010

El jueves


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La palabra jueves obra tales alteraciones en mí que cuando pienso … ¡JUEVES! todos los pelillos de la nuca se levantan y atienden excitados como si en cualquier momento ella de pronto apareciera por la puerta o su mano pudiera ascender urgente por debajo de mi niqui. Se despiertan los latidos en mis manos, en mis labios, en mis piernas; en mi oído los susurros se precipitan como el chisporroteo de la leña una hoguera y me parece escucharla con esa voz segura que me lanza preguntas de las que ya conoce la respuesta: ­-¡Ya estoy aquí! ¿Me has echado de menos?­-­.
Pensar en ello es como mirar por el objetivo y ver la escena electrificante, perfecta, mi cuerpo se pone tan tenso que todo los demás se desvanece.


No premedité nada, quise contárselo a Elena una y mil veces, algo así precipitaría el ocaso de nuestra relación ya de por si en declive pero no pude, simplemente no pude, Elena, incluso ahora que ya no estamos juntos continúa siendo mi amarre a tierra, la primera, la madre de mis hijos, y aunque ella lo niega la única a la que soy fiel.


Teresa ¡Uhm! … tiene la presencia de una pantera, una melena rubicunda de olor cálido a viento, pasos decididos, piernas largas y definidas, un culo escandaloso, pimpollo, y me la trae al fresco que se haya practicado cirugía para obtenerlo o que se tire en el gimnasio medio día;¡Joder, está buenísima! Y en la intimidad pasa de ser una felino peligroso a una sumisa gatita según se presente el día, ya tengo las esposas preparadas, y la fusta como me pidió en su último sms.


... ¡El jueves! ...



miércoles, 31 de marzo de 2010

El insensible de la cámara.



Hoy estuve en el cementerio, mi colega Chuchi la palmó, lo peor es que han venido mis viejos, un montón de colegas del barrio. ¡Joder, crecimos juntos! Y no se me ha caído una mísera lágrima, es más, no pude parar de fotografiar.
La familia empezó a mirarme mal, como un extraño.
Lo sabía pero no podía detenerme, apretaba el disparador como si fuera una metralleta, la cámara me impelía a utilizarla como escudo ante el dolor.
Aún con la tapa puesta, dentro de aquella oscura caja de madera, Chuchi me sonreía y yo le disparaba sin remedio, sin compasión.

Al final me alejé avergonzado.

jueves, 18 de marzo de 2010

La cita


La primera vez que nos vimos, pensé que ni loca se vendría conmigo.
















No sabía muy bien cómo comportarme con ella, suelo ser brusco, ellas salen espantadas y las frases más finas me suenan cursis, así emergió mi lado tonto.


Me parecía suculenta, tanto como las pecas que escalan su nariz, y cuando quise darme cuenta se lo había dicho; le dije que si todo su cuerpo fuera como ese promontorio de delicioso yo nunca me cansaría de comérmelo.


Para mi sorpresa ella rompió a reír, metió con una mirada traviesa un dedo en la copa de vino y dejó caer una gota en la punta de su lengua. A continuación repitió la escena lentamente y ésta vez dejó resbalar la gota por su nariz, mordiéndose los labios la acercó a mi boca.

domingo, 14 de marzo de 2010

Piernas de mujer





Cuando veo tantas piernas de mujer cruzándose ante mi objetivo, me sacude un cosquilleo que no se puede imaginar.

La anatomía femenina es delicada, sedosa como sus medias, sensual y curvada me invita a deslizarme subiendo desde el tobillo hasta la rodilla.

Su presencia taconea sobre el duro asfalto en una mañana gris y puede alegrarme la lente mientras espero algún trabajillo.